LA ENSEÑANZA SUPERIOR
Ha sido compilado, organizado y editado por Carlos Fernando Latorre B. En su elaboración han participado los maestrantes: Ana Milena Acosta Acero, Flor Marleny Buitrago Avila, Clemencia Lorena Delgado Zambrano, Martha Cecilia González Pulido, Fabio
Alexander Jiménez Rodriguez, Liliana López Hernández, KarenMarin Moreno Yulieth, Diego Sanchez Rodriguez, Mónica Cecilia Zamora González .
A partir de la Declaración de Bolognia (junio, 1999) la enseñanza superior,
para los países europeos, se convirtió en el elemento fundamental para promover
en las Universidades la "movilidad de los ciudadanos, su ocupabilidad y el
desarrollo global del continente". Estos, y otros, planteamientos fueron
inmediatamente tomados por América Latina, y naturalmente Colombia, como
referentes para promover la prospectiva y desarrollo de la educación superior y
contra con modelos de calidad que permitieran cualificar las diferentes
funciones de la universidad y enfrentar los desafíos que plantean la
globalización, la gestión del conocimiento y la sociedad de la información.
Teniendo en cuenta que nuestro contexto, necesidades y prioridades son distintas a las de otros países de la región y del mundo debidos a nuestra diversidad regional, nuestra multiculturalidad étnica, idiosincrasia, etc., surge la pregunta: cómo responder, desde la didáctica, a esos retos?
En la época actual, cuando nos enfrentamos a los requerimientos de la
globalización, es importante desarrollar una visión crítica de cara al aprender
a aprender. Esto involucra el desarrollo y perfeccionamiento de unas
competencias fundamentales que permitan enfrentar los cambios, retos y avances
de la nueva era y asumir un desempeño práctico y competitivo en la vida
productiva e industrializada del país.
Según se manifiesta en la Declaración Mundial de la Educación Superior (1998) en su preámbulo “si se carece de instituciones de educación superior e investigación adecuadas que formen una masa crítica de personas cualificadas y cultas ningún país podrá garantizar un auténtico desarrollo endógeno y sostenible; los países en desarrollo y los países pobres, en particular no podrán acortar la distancia que los separa de los países desarrollados industrializados.”, por lo que se hace necesario cualificar y culturizar a las comunidades universitarias, enseñar a pensar desde los avances científicos y tecnológicos para construir y transformar a partir de ellos la realidad productiva del país, sin dejar de lado la responsabilidad social, política y cultural frente a las comunidades que integran nuestro país.
Desde esta
perspectiva, los retos de la Docencia Universitaria deben estimular la gestión
de procesos investigativos a través de la práctica, la enseñanza y el saber
para crear ambientes didácticos y metodológicos orientados a la formación
integral, profesional y disciplinar de los estudiantes universitarios (Londoño,
G., 2014). El carácter de reflexión de la práctica docente permite destacar
elementos propios de un conjunto de actuaciones relacionadas con procesos de
enseñanza de orden deductivo e inductivo que generan un ambiente de aprendizaje
fundamentado en un Modelo Participativo, establece estrategias y actividades
enfocadas en el planteamiento de situaciones problema, el estudio de casos
hipotéticos y reales y la confrontación con expertos, entre otras funciones
destinadas a la potenciación del aprendizaje que a su vez se contraponen al
paradigma tradicional del ejercicio docente.
Los cambios
culturales han favorecido las prácticas de la Docencia Universitaria en los
procesos de construcción del conocimiento a través de la Didáctica de la
Educación Superior, teniendo en cuenta los principales factores que influyen en
el aprendizaje, tales como las actitudes, las aptitudes y los contenidos
(Latorre, C., 2016). Así mismo, la motivación hacia el aprendizaje en el aula o
contextos de práctica posibilita la implementación de recursos que confluyen en
el uso de la tecnología y teorías aplicables de forma amplia, creativa y
pertinente para lograr un mayor impacto en el proceso de enseñanza; de esta
forma la capacidad de aprendizaje, vinculada con los métodos y técnicas de
estudio propias de las competencias del individuo, favorecen la construcción de
un conocimiento de carácter constructivista a partir del vínculo entre los
contenidos y la confrontación de la realidad, y la transformación del concepto
de aula como espacio de recepción de conocimientos a partir del trabajo en
equipo, la comunicación, el liderazgo y la creatividad en el ámbito
universitario.
Igualmente, aparte de la enseñanza, en la educación
superior es primordial la actividad de investigación en los distintos niveles
del saber, a través de la cual el estudiante aprende a ser autónomo emocional y
económicamente, permitiendo así que el país cuente con ciudadanos productivos,
capacitados y con oportunidad de desarrollar sus competencias en una sociedad
con igualdad de oportunidades. En la actualidad con la globalización, otro de los
roles de la educación consiste en ver a la misma, como una inversión llamado
capital humano, donde los grados obtenidos constituyen la oportunidad para
consolidar el crecimiento y desarrollo del país.
Por otro lado, la tendencia a la globalización
como una mirada retrospectiva de los movimientos históricos a través de los
siglos, ha introducido cambios en los diferentes campos de acción; razón por la
cual es la Didáctica Universitaria una de las disciplinas que más ha de estar
vinculada a estos cambios. Más que un concepto, son las vivencias en las prácticas
educativas del docente universitario las que son capaces de fortalecer cada día
su enseñanza, mediante la creatividad, la innovación y la interacción con su
contexto, para poder mantener el vínculo de formación y profesionalización con
sus estudiantes y sus expectativas humanas y a nivel laboral.
Si bien es
cierto que la didáctica tiene distintos puntos de vista, desde la
conceptualización de didáctica general y especifica quizá la que más se
aproxima al reto planteado por la globalización y las nuevas exigencias que
ésta trae a los docentes universitarios que tienen como deber y obligación
enseñar a pensar y a actuar dentro del propio contexto de los estudiantes es la
propuesta por González (1989:55) "La didáctica es un campo científico de
conocimientos teórico-prácticos y tecnológicos, cuyo eje central es la
descripción-interpretación y práctica proyectiva de los procesos intencionales
de enseñanza-aprendizaje que se desarrolla en contextos de relación y
comunicación para la integración de la cultura con el fin de
transformarla". Esto quiere decir que la didáctica debe observarse desde
la elaboración de los PEI de las universidades, la selección de contenidos y
por ende la estructuración de los planes de estudio, los recursos, la
evaluación de procesos acordes a las exigencias de la población estudiantil, el
entorno próximo, el país y las demandas de una modernidad liquida como lo
menciona Zygmunt Bauman (2013) en su libro "los retos de la educación en
la modernidad líquida"
En términos
generales, esto significa que la educación tradicional en la universidad debe
dar paso a una didáctica universitaria como una responsabilidad para llegar a
la calidad educativa, apuntando que el sujeto se someta a cambios mejorando su
capacidad de productividad en su desarrollo Humano, y se forme como pensador
crítico e investigador de una sociedad en constante cambio.
De acuerdo
con lo anterior, podemos entonces afirmar que la didáctica universitaria, en
primer lugar, se reconoce como disciplina específica dentro del campo didáctico
y como tal es entendida como una didáctica especializada cuyo objeto es el
análisis de lo que sucede en el aula universitaria orientado hacia la formación
de una profesión (Lucarelli, 2000, p.36). Es desde este concepto, que debemos
mirar, revisar y analizar los retos planteados y para responder la pregunta inicial,
es preciso afirmar que es el docente universitario es quien debe constantemente
replantear sus didáctica, ser auto crítico y reflexivo, pero lo más importante,
ser dinámico en su forma de enseñar ya que precisamente si algo caracteriza
este mundo globalizado es el dinamismo.
Adicionalmente,
en este mundo globalizado, es un reto para la universidad entrar en esta
dinámica de un contexto moderno que cambia a pasos agigantados, razón por la
que los docentes universitarios deben tomar conciencia de los retos que tienen
al formar a los profesionales del mañana y asumir la docencia universitaria,
según Londoño, “más allá de un ejercicio mecánico o instrumental, pues no se
puede concebir el trabajo del profesor universitario como una acción que se
circunscribe al aula”(Londoño,2014: 29); el docente universitario debe
investigar en su campo, debe tener en cuenta las necesidades de la sociedad
actual y de los profesionales que está formando. El trabajo del docente
universitario conlleva una gran responsabilidad con las nuevas generaciones y
con el futuro de la sociedad.
Según esto,
el profesor universitario debe cumplir un papel más allá de la simple
transmisión de conocimientos; debe ser facilitador de procesos de construcción
de conocimiento, motivar el aprendizaje, acompañar y ejercer su labor educativa
de manera pertinente a particularidades de jóvenes y adultos, Además, al
profesor universitario le corresponde crear el ambiente de aprendizaje más
propicio para cada grupo de alumnos para que estos se encuentren motivados al
aprendizaje e impulsados a interiorizar lo que en ese momento están viviendo
(Bonilla, 2002: 11-13). A fin de optimizar la labor del profesor De La Torre
(2002:7) señala que el profesor debería trabajar en su capacitación docente en
los siguientes aspectos: formación, innovación e investigación ya que
"innovar, formar e investigar son tres momentos de un mismo proceso hacia
el cambio y la calidad sostenida".
A manera de
reflexión podemos resaltar en el tema de la docencia universitaria, retomando el
texto de José Raúl Bonilla y Margarita Rosa Rendón, que el docente debe
centrarse en lo quiere lograr con lo que plantea, intentando ver que es lo que
se dificulta al estudiante en el momento de recibe conceptos de un tema; así
como que estrategias, recursos y actividades
está utilizando.
No obstante,
los retos planteados a lo largo de este
documento existen otros desafíos que afectan las didácticas universitarias,
como los menciona asertivamente ( Moreno T 2011) en la revista perspectiva
educacional: aulas sobrepobladas, diversidad del alumnado, currículo
universitario fragmentado y condiciones laborales del profesorado. Si bien es
cierto el problema de aulas sobresaturadas que se da gracias a la
democratización de la educación, favorece a los jóvenes de poblaciones
socioeconómicas que anteriormente no tenían la posibilidad de acceder a la educación
superior, tan bien afecta el desarrollo de didácticas y dinámicas empleadas en
el aula por los docentes universitarios. Sin duda esto lleva a encontrar en las
aulas diversidad de culturas, etnias y condiciones lo cual hace que el docente
se exija mucho más ya que debe implementar estrategias y metodologías que
involucren a todos los miembros del grupo de estudiantes de una manera eficaz y
eficiente para lograr la interiorización de los conocimientos y el desarrollo
de competencias investigativas y profesionales.
Como vemos, no es fácil la situación a la que se enfrenta la educación superior y en si el docente universitario que tiene un papel determinante en la forma como se sortean estos nuevos requerimientos que la sociedad hace a la universidad; por lo tanto se requiere de docentes cualificados que asuman responsablemente estos nuevos retos, con la capacidad de liderar procesos de enseñanza aprendizaje a partir de trabajos colaborativos donde se fortalezca el desarrollo de capacidades y competencias que permitan a las nuevas generaciones asumir con responsabilidad y en forma competente la construcción de una nueva sociedad que se está gestando en nuestro país.
La anterior
recapitulación indica que Colombia es un territorio de multiculturalidad étnica
y diversidad regional que exige transformar los estándares de formación
profesional, por lo tanto, para responder acertadamente a los nuevos desafíos
de la educación superior del siglo XXI, es fundamental emplear estrategias
metodológicas provenientes de un modelo socioconstructivista que permita
afrontar de forma efectiva las diversas dificultades presentes en una sociedad
cada vez más compleja y cambiante.
La Educación Superior es una composición de un todo de
partes de distinta naturaleza; dicha heterogeneidad se relaciona de forma
intrínseca con las habilidades, disposiciones, actitudes y valores de los
educandos que demandan un rol distinto en las prácticas pedagógicas del ámbito
universitario para lograr la construcción de un aprendizaje autónomo orientado
a introducir cambios en el ejercicio de la profesión (Moreno T., 2011). Por
consiguiente, la práctica docente exhorta la incorporación de las tecnologías
de información y comunicación para promover un estilo de enseñanza-aprendizaje
atractivo y novedoso en un contexto histórico-social que requiere la aplicación
de conocimientos funcionales y sucesivos.
La creatividad, aprender a comunicar, ser
colaborativo, y desarrollar el pensamiento crítico son herramientas claves que
se deben promover en la educación actual. (revista semana, agosto 2016). Bajo
estos retos, además de los ya mencionados, se requiere que el docente, en
especial el universitario, redireccione sus estrategias metodológicas, y con la
ayuda de la didáctica, contribuya a promover la enseñanza para enfrentar estos
desafíos, pero más importante, estimular y lograr el aprendizaje.
En este
orden de ideas, en la formulación y transformación de las políticas educativas
del país, el docente universitario debe tener en cuenta estrategias
metodológicas que, en el marco de la pedagogía crítica y la didáctica,
contribuyan a que el estudiante juzgue la realidad e intervenga en ella con el
fin de hacer múltiple y diverso lo que es único y uniforme. Desde esta
perspectiva Andrade & Muñoz (2004), presentaron el Taller Crítico como una
técnica y conjunto de actividades destinadas a centralizar las habilidades de
lectura y escritura como eje transversal de formación en el ámbito de la educación
superior para profesionalizar con sentido crítico y responsabilidad social.
Los resultados de las pruebas SABER PRO (Exámenes de
Calidad de Educación Superior) y Saber) exigen constantemente la necesidad de
fortalecer las habilidades de lectura y escritura. El Taller Crítico posibilita
la generación de un discurso académico proveniente del Saber Hacer en contexto
gracias a la comunicación multidimensional en el proceso, la manifestación de
actos cognoscentes significativos y socialmente útiles, la investigación
formativa, el aprendizaje autónomo, la evaluación integral y la interacción en
el aula.
Herramientas
didácticas, como esta del taller crítico, contribuyen a que los estudiantes
comprendan la realidad, influya en ella y tenga posibilidad de actuar y
trasformar para mejorar (Andrade y Muñoz, 2012), este actuar y transformar es
necesario en la actualidad, ya que las dinámicas de la modernidad están
direccionadas a uno de los fenómenos más importantes del siglo XXI es decir la
globalización, en donde la era de la informática y las comunicaciones han dado
facilidad en la búsqueda y el acceso de la información, a esto se le suma que
los mercados de las potencias económicas están entrando con facilidad en los
entornos de los países subdesarrollados generando un proceso de cultura
generalizada. La importancia del taller critico radica en que aporta a los
estudiantes instrumentos académicos, metodológicos y discursivos para entender
las lógicas económicas y políticas que lo afectan y lo benefician y de esa manera
tome decisiones que favorezcan el bien común, y de una u otra forma frenen y
modifiquen las dinámicas de los grandes conglomerados económicos que intentan
utilizar la globalización para obtener grandes beneficios sin retribuir en
mayor medida a las economías en vía de desarrollo.
Es precisamente, el taller crítico el espacio donde
ocurren circunstancias que provocan el intercambio de conocimientos; allí se
trabaja, a partir de la realización de actividades específicas de manera
colectiva, la transformación de la relación entre docente y estudiante como una
interacción donde se ejercita el juicio y la habilidad mental para comprender
procesos, determinar causas, escoger soluciones prácticas, estimular el trabajo
cooperativo, preparar actividades en grupo, fomentar la creatividad y la
iniciativa, manejar con propiedad las temáticas de trabajo, desarrollar la
capacidad de los líderes, propiciar la confrontación del conocimiento y aportar
en la resolución de problemas, entre otros.
En otras palabras, lo que caracteriza a un taller critico es la participación y el ejercicio de un pensamiento crítico que posibilita la actividad de razonamiento; en palabras del norteamericano Maurice A. Finocchiaro (1997), “la actividad desarrollada desde el pensamiento crítico consiste en dar razones para hacer conclusiones; en llegar a conclusiones basándose en razones; o en deducir consecuencias a partir de premisas”. Es decir, lo fundamental del taller critico es desarrollar las habilidades que tienen los estudiantes para poder desarrollar los potenciales, en los cuales se proyecta. Se trata entonces de conocer esas habilidades, apropiarse de ellas y generar la capacidad de crecer eruditamente, convirtiéndose en un individuo capaz de resolver satisfactoriamente cualquier problema que se le presente; estar en condiciones de analizar y buscar soluciones donde su desempeño que se verá reflejado con mejores resultados y, sin duda alguna, proporcionar nuevas ideas para el trabajo en equipo.
De igual manera el papel del docente es activo en la sociedad, respondiendo en todo momento a las circunstancias que lo rodean para inducir, inferir, deducir, criticar y proponer para mejorar su propia práctica.
En
conclusión, dentro del contexto de la enseñanza superior el papel que debe asumir
el docente es el facilitador del proceso de formación; de él depende en gran
medida la transformación social en medio de este mundo parcialmente
globalizado, reflexionar ante la realidad social inmediata y del mundo entero,
ajustar los conocimientos a las necesidades del contexto, aplicar una didáctica
critica, nacida del deseo y del disgusto. disgusto por una sociedad injusta y
el deseo por transformarla (Martín Rodríguez Rojo); emplear una metodología en
la que se puedan llevar al aula casos reales, para la discusión y el hallazgo
de posibles soluciones, abrir el debate de los asuntos que mueven la existencia
diaria y necesitan de la mirada crítica, de la generación de ideas innovadoras,
capaces de romper los muros de la ignorancia, de la apatía, de la indiferencia;
emplear la comunicación como herramienta contundente para cambiar, para crecer
y fortalecer procesos se significación social.
El docente universitario debe saber
comunicar su saber a las nuevas generaciones que está formando, para ello necesita
tener unas bases de pedagogía; debe conocer a la persona que está educando y el
entorno en el que se encuentra; hay que aprender a ser parte de un equipo de
personas diversas en términos culturales (Catalina Valenzuela, agosto 26). El
docente universitario debe poseer un espíritu de líder y saber comunicarlo a
los estudiantes.
Las
anteriores afirmaciones, que otorgan respuesta a las necesidades y prioridades
en el ámbito educativo de las instituciones de educación superior en Colombia, provienen precisamente de un grupo de docentes
intelectuales dedicados al ejercicio de investigación en función de la búsqueda
incesante de métodos, estrategias, herramientas y técnicas relevantes que
posibiliten la trasformación de un modelo de enseñanza y aprendizaje
tradicional en una práctica pedagógica orientada en la generación y apropiación
de un pensamiento y conocimiento sociocrítico acorde a la diversidad regional,
multiculturalidad étnica e idiosincrasia.
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